… un ruido fuerte semejante al de una fuerte ráfaga de viento
penetró en la casa donde se encontraban.
Hch 2, 1-11
Espíritu Santo, tú eres divino y sin ti yo no podría creer.
Espíritu Santo, tú eres mi Consolador y sin ti yo no podría resistir el dolor.
Tú eres mi Auxilio y sin ti yo no podría hacer nada.
Tú eres el Paráclito y sin ti yo viviría en soledad y fragilidad.
Tú eres el Soplo de Dios y sin ti no tendría aire divino para respirar.
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Feliz domingo de Pentecostés