Quien viene a mí,
nunca más tendrá hambre.
Jn 6, 35-40
Contigo, Jesús, no es el hambre y la sed lo que más importante.
En tus brazos aprendo a abrazar incluso a los enemigos.
En el Pan que me das, me enseñas a ser pan para los demás.
Contigo no hay tinieblas ni mal que no puedan ser iluminados.
Contigo, el Resucitado y fuente de vida, mi vida encuentra sabor y sentido.
https://comunidadanawinzaragoza.wordpress.com/2018/04/18/miercoles-iii-de-pascua/
Un saludo