Si el grano de trigo cae en tierra y muere, da mucho fruto.
Jn 12, 20-33
El amor no se manifiesta sin entrega, sin renuncia a la propia voluntad. De eso saben mucho los esposos. No hay matrimonio que funcione bien sin una buena dosis de sacrificio, de renuncia, de entrega. Del mismo modo la nueva alianza se firma en la entrega mutua. Pero como es iniciativa de Dios, como es voluntad de Dios el firmar esta Alianza con la humanidad, el regalarnos la vida, es Dios el que da el primer paso en esa entrega. Para demostrarnos su buena voluntad, se hizo uno de nosotros, pasó por las mismas alegrías y dificultades que nosotros y terminó muriendo como nosotros. Pero con una diferencia: hizo de su muerte signo de su amor por nosotros. Y su muerte se convirtió en signo de vida. Su muerte es el grano de trigo que muere y, al morir, da mucho fruto. Su muerte es ya resurrección para todos porque al ser elevado en la cruz, atrae a todos hacia él. La cruz, signo de muerte, se transforma en signo de vida. El signo que muchos cristianos llevan colgado del cuello es signo del triunfo de la vida, de la alianza de Dios con nosotros, de nuestra esperanza en el que al morir nos regaló la vida.
https://comunidadanawinzaragoza.wordpress.com/2018/03/18/v-domingo-de-cuaresma/
Feliz domingo