Cuando el Señor nos concede el REGALO de un amigo entonces los pasos inciertos de la vida se hacen más llevaderos y nuestra existencia se ilumina con el don de la compañía intima que satisfacen el corazón.
"Amigos verdaderos son los que vienen a compartir nuestra felicidad cuando se les ruega, y nuestras desgracias sin ser llamados". (Demetrio de Falerea).
También el LIBRO del Eclesiástico tiene palabras preciosas para el amigo: "Un amigo fiel es un talismán: el que teme a Dios lo alcanza" (Eclo 6,16): "No deseches al amigo viejo, por que al nuevo, no lo conoces: amigo nuevo es vino nuevo: deja que envejezca y lo beberás" Eclo 9,10).
La amistad es el mayor regalo que podemos recibir en nuestra existencia y el mayor reclamo de la vida es BUSCAR al amigo que sea capaz de iluminar con su sola presencia los huecos de nuestro corazón, porque " un amigo no es aquel que te seca las lágrimas, sino aquel que evita
que las derrames". (anónimo).
El amigo es el compañero de viaje que contagia con su presencia los caminos del peregrinar que llevamos y en los momentos del dolor está sin preguntar, sin exigir, sin controlar, sin criticar, sin huir. ¡Si, como bien decía Gregor, " Un amigo es más que un hermano, más que un padre. Bueno, es otra cosa, es un compañero"!
El amigo es la llama de nuestra hoguera que arde sin consumirse aún sin estar cerca.
El amigo nos recrimina con la máxima caridad nuestros fallos pero fíate de él cuando te mira a los ojos y te dice verdades como puños. No esperemos un amigo adulador y calculador, ajeno a la verdad y a la crítica. El amigo es el que nos dice las cosas desagradables a la cara, el enemigo las dice por la espalda.
Un amigo es lo mejor que te ocurre en la vida.
YOEL. Valencia