Hoy, mas que nunca, vivimos en una sociedad sordo-muda. De escuchar solo nos escuchamos a nosotros mismos y hablamos de nuestras cosas.¡somos divinos de la muerte!
Estamos más comunicados e informados que nunca, y, sin embargo, hacemos caso omiso al dolor, a las necesidades, a las injusticias que nos están rodeando.
Siguen ahogándose inmigrantes en el Mediterráneo y seguimos cerrando nuestras fronteras.
Siguen desahuciando a familias de sus casas y miramos hacia otro lado. Encarcelan a personas por sus ideas y pedimos que no se les indulte. Somos sordos al mal ajeno . Y al no oírlo, somos incapaces de hablar y denunciar estas situaciones.
Hoy, más que nunca, necesitamos que Jesús abra nuestros oídos y desate nuestras lenguas.
YOEL. España