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Dios y los malos momentos

(4 mensajes)
  1. hentai
    Miembro

    Todos vivimos en la vida malos momentos, y hay entre esos unos que por su especial gravedad sientes que todo se desmorona y por esperar, solo esperar fuerza para vivirlos. Es entonces cuando la pregunta de donde está Dios.

    Pero la cuestión no es donde está o no está Dios ante nuestro sufrimiento. Todo eso nace de una fe profundamente infantil, pero sobretodo de una fe soberbia.

    Fe infantil porque esperamos que Dios sea como los Reyes Magos o un Papá Noel que baje del cielo a llenarnos de regalos, soluciones, luces de colores y alegrías por doquier. Un Dios que nos compra con sus caramelos, su confetti y sus regalos. Pero Dios es un Dios serio, que no se dedica a comprarnos, ni a hacer espectáculos, ni a presentarse en medio de músicas celestiales y nubes hermosas.

    Y la fe soberbia, la que pensamos que Dios nos ayudará. El "a mi me ayudará, no me dejará". ¿Y los demás, no pretendemos o no queremos también esa ayuda sobrenatural o providente?. El sentirse elegido es muy cómodo. Por eso triunfó el calvinismo: Dios me elige para salvarme y yo no tengo que mover un dedo.

    Es lógico que a Dios le pedimos ayuda cuando pensamos que el agua nos sumerge y nos ahoga, y cuando nos invade el miedo, nos cubre la desesperación y no vemos luz al final del túnel. Pero no nos ponemos a pensar que Dios nos acompañe y está a nuestro lado en las salas de espera de los hospitales (seguramente los lugares del mundo donde más angustia y preocupación hay). Que allí, en medio de nuestra ansiedad, El está ahí. Conmigo y con los demás. Que basta pedir sentirnos que nos acompañe para que ese sentimiento se vuelva real.

    Cuando nos decepcionan aquellos que pensábamos que iban a estar a la altura nos sentimos enfadados. Pero no pensamos en aquellos que si están con nosotros y entregan lo más valioso que tiene el ser humano, que es su tiempo, para acompañarnos. No vale la pena de pensar en aquellos que tienen el alma vacía o enferma y hablan mucho pero después no pueden dar aquello que no tienen y que han decidido que solo la palabrería (y a veces muy mal consoladora) , algo gratis para ellos, es lo único que entregarán. Pero si vale la pena pensar en aquellos que nos han entregado su presencia y sobretodo la Presencia con mayúsculas.

    ¿Qué es la ética cristiana sino hacer acto de presencia? No hace falta dar dinero, no hace falta irse a países lejanos, no hace falta heroísmos. Basta con acompañar. Como hace Dios cuando le pedimos que necesitamos que esté ahí....

    Publicado hace 6 años #
  2. Razón tienes, hermano, gracias por esta reflexión que mañana acompañará mi oración ...

    Un abrazo

    Mudejarillo
    País Vasco

    Publicado hace 6 años #
  3. Visibles
    Miembro

    En Valencia, el viernes 19 de enero de 2018

    Agradezco el texto. Precisamente, desde hace medio año, me planteo esa duda casi cada día. Después de leer estas palabras, me autodiagnosticaría una fe infantil. "Pero la cuestión no es donde está o no está Dios ante nuestro sufrimiento. Todo eso nace de una fe profundamente infantil, pero sobretodo de una fe soberbia."

    Quizá siempre ha sido así. Quizá jamás he llegado a tener una fe verdadera, y tantos años ha sido algo simplemente infantil. ¿Es mi culpa?

    Quisiera culpar a otros antes que a mí. Creer que me educaron en las imágenes, los rezos y las canciones de misa, pero no en la verdadera espiritualidad... Sería echar balones fuera.

    Pero a pesar de mis esfuerzos en "volver al camino", en tener una fe adulta y madura, no creo que lo esté logrando. Sé que desde hace unos meses me siento invadido por un creciente agnosticismo. Ya no es todo tan bonito como era antes. Ahora veo el dolor casi a diario en otras personas y me cuesta entender porqué yo estoy bien mientras que tantos otros están mal. Me cuesta -algunos días-, ver el sentido.

    Ojalá pudiera hablar de esto con el párroco de mi barrio. Pero he dejado de ir a misa. Me sentía solo y alienado: las misas parecían una viaje del IMSERSO. Diez o quince ancianitas de pelo blanco -desafinando en los cantos-, en una parroquia más vacía que llena. Un sacerdote que hablaba para el cuello de la camisa, sin apenas vocalizar, sin poner énfasis en sus palabras, sin convencerme de lo que decía. Y yo, allí en medio, sólo, sintiéndome cada vez más distante de la cruz. ¿Cómo puedo sentir la confianza para hablar de mi agnosticismo con un cura que se limita a recitar lo que dice la Biblia -como un profesor universitario leyendo las diapositivas en la pizarra en clase-, pero sin "transmitir" verdaderamente la fe?

    Todo esto lo siento desde hace medio año, cuando regresé de la India. Creía que el mundo era un campo de flores precioso, y en la India me di cuenta de que el mundo es un campo de flores precioso, pero está lleno de estiércol y no se ven casi flores. En la India sentí en mis propias carnes la muerte, el cinismo, la enfermedad, el desdén, la pobreza, la discriminación, la burla y la estafa. Y desde entonces, no he vuelto a creer.

    Si alguien me puede ayudar... Quiero ayuda.

    Amén.

    VISIBLES.

    Publicado hace 6 años #
  4. hentai
    Miembro

    Visibles, no somos nosotros culpables de la fe infantil que nos hayan transmitido. Pero podemos transformar esa fe en una fe madura. Dios está, pero no como nosotros quisiéramos. Yo soy el primero en tener esa fe inmadura, esa fe mágica. Pero si buscamos, podemos encontrar.

    Sobre lo que hay en la India... queda muy lejano ya para mi ciertas experiencias, pero hay cosas que no se olvidan. Hace tiempo que llegué a la conclusión que donde más muerte hay donde se ve más al Dios de la Vida, al Dios Vivo.

    En países donde cualquiera de nosotros no duraríamos ni 24 horas, vemos a millones de personas que en las más terribles condiciones, viven, y además son felices. Otros enferman y mueren, pero gana la Vida por goleada. Hay injusticia y opresión, hay miseria y niños que nada tienen. Pero la vida, lejos de disminuir, florece cada vez más, en medio de la mugre, el hedor, las ratas, las aguas llenas de bacterias, el aire lleno de gases de fábricas sin control alguno... y hay cada vez más vida en medio de tanta muerte.

    Las flores allí son las personas, y cada vez el florecimiento es mayor. Mientras en Europa la población envejece y disminuye, en India, en África, en el Sudeste Asiático, en América Latina, la vida se multiplica. Y eso es un milagro. Esos son los milagros de Dios. Los que muestran precisamente lo que creo, que Él está presente y no lejos de nosotros ante el sufrimiento... Y que fallan más los seres humanos que Él.

    Ojalá esos curas que mencionas hablasen más del Dios Vivo que hace florecer la vida.

    Publicado hace 6 años #

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