He visto al Espiritu Santo bajar
(Jn 1, 29-34)
Hoy quiero llamarme también yo Cordero de Dios. Recordar así que tu dignidad y tu entrega por amor hasta la muerte son caras de la misma moneda. A veces me gustaría admirarme sólo por tu divinidad, por tu señorío y tu autoridad. Otras me asombra cómo te abajas y te entregas. Que no se me olvide que no hay una sin la otra.
https://comunidadanawinzaragoza.wordpress.com/2018/01/03/miercoles-ii-de-navidad/
Un abrazo
D.G.;Zaragoza