El niño gozaba del favor de Dios
(Lc 2, 36-40)
Muchas voces llegan cada día a mi vida con mensajes muy diferentes. Me invitan a no complicarme la vida, a pasar por encima de otros, a tener más aunque no me haga falta, a conformarme con un mundo injusto… Yo no quiero ser profeta más que de tu Palabra. Ábreme bien el oído a Ti y que ninguna otra voz tenga más fuerza en mi vida que la tuya. Sólo entonces, como Ana, podré contar a todos Quien eres para mí y para todos aquellos que, aunque no lo sepan, esperan de Ti la liberación.
Un abrazo y feliz Navidad
D.G.;Zaragoza