Genealogía de Jesucristo, Hijo de David
(Mt 1, 1-25)
Cuando uno analiza las redes sociales, pongamos por ejemplo Facebook, nos damos cuenta de que la gran mayoría compartimos las cosas lindas de nuestras vidas. Si visitamos un lugar bonito, o si vamos de vacaciones, o si nos hemos encontrado con un pensamiento o video profundo o divertido, hacemos click en el botón compartir y ponemos a disposición de nuestros amigos aquello que nos ha gustado. Hay también, en menor proporción, personas que hacen un post de algo más desagradable, o al menos triste. Y creo que esto pasa, en teoría, porque queremos que nuestra vida virtual sea linda, fascinante, envidiable. Para problemas, tristezas y amarguras, ya tenemos la vida real.
Pero esta forma de proceder, a mi entender, proviene de una práctica antigua que todos aprendemos. Por ejemplo, si en nuestra historia hay un bisabuelo, o tatarabuelo que tuvo un hijo producto del incesto y, además, un abuelo, que mató al esposo de su amante con la que tuvo un hijo ilegítimo, creo que no lo contaríamos muy alegremente. Mucho menos lo contaríamos por Facebook, porque simplemente son cosas que no hablan bien de nuestra estirpe.
Sin embargo, Mateo en el evangelio de hoy, en la ascendencia de Jesús hace referencia a hechos similares al del ejemplo anterior, entre otros también oscuros. Judá tuvo gemelos con su nuera Tamar, a quienes llamó Fares y Zara (Gen 38, 13-30). También de Fares, dice Mateo, proviene Jesús. El segundo hecho es el de David, el Rey, quien mató a Urias, para ocultar la culpa de haber engendrado un hijo con Betsabé, esposa de Urias. Esto se sabe porque el profeta Natán así lo denuncia (2 Sam 12, 9). Y vemos que, el evangelista, lo publica en el Facebook de la época (con todo respeto por la Palabra de Dios). ¿Qué se nos quiere decir?
Si seguimos leyendo, sabemos que de todo este árbol genealógico, proviene Jesús. O al menos, es lo que José, padre adoptivo del Hijo de Dios, le trae en herencia. ¿Acaso era necesario dejar constancia de estos hechos para decir de dónde proviene Jesús? ¿No era más lindo relatar el nacimiento, con los angelitos, los pastores, la estrella en el cielo y los reyes magos?
Creo que el mensaje “escondido” es: Dios viene a nuestro encuentro y no precisamente porque tengamos la vida y la familia inmaculada. O porque seamos “santos” y “perfectos” cumplidores de lo que Dios “manda”, sino porque nos ama por completo, con todas nuestras luces y nuestras sombras.
Lo que ocurre hoy, en Navidad, es algo maravilloso. Dios elige encarnar, abrazar, asumir nuestros claroscuros para darnos una vida plena, feliz, si así lo queremos.
Desde lo que somos, dejemos que nazca en nosotros el Niño, como lo dejaron María y José, y seamos capaces de dar a los demás aquello que él nos trae: Paz, bondad, alegría, felicidad, amor y salvación.
Nadie es perfecto, pero hoy todos podemos ser de Dios, porque él quiere ser de nosotros.
Un abrazo y feliz Navidad
D.G.;Zaragoza