La Iglesia Nacional de Suecia, luterana y la oficial del Reino, (el Rey de Suecia es el Jefe de dicha Iglesia, y después aquí nos quejamos de la falta de laicidad), ha decidido nombrar a Dios en sus escritos litúrgicos como Padre-Madre. A partir de ahora, en todos los oficios religiosos, incluyendo bautizos y matrimonios, se llamará a Dios Padre-Madre.
La medida puede parecer bastante radical, y más cerca de la política de la corrección que de una teología innovadora. Pero la cuestión es que Dios no es varón, por lo que llamarlo Padre tiene unas connotaciones. Pero la cuestión es que así lo llamó Jesús, y así quiso que lo llamásemos. Es nuestro Padre, y eso lo convierte en un ser que nos ama, nos salva y nos lleva a Él. Jesús transforma al Yahveh de los Ejércitos en un Dios paternal, cercano y que se manifiesta en forma de nube sobre el Tabor y su Espiritu en forma paloma, y no en forma de fuego terrorífico sobre el Sinaí, fuego y azufre destructor en Sodoma y Gomorra y epidemias exterminadoras sobre los pueblos cananeos....
Pero llamarlo Padre-Madre puede ser algo complementario que nos ayude a dejar de ver a Dios de una forma antropomórfica y patriarcal.