Jesús curó a diez leprosos, pero sólo el samaritano regreso a darle las gracias. Los nueve judíos corrieron a cumplir con el ritual de presentarse a los sacerdotes para poder regresar a sus casas y llevar vida normal. Ya no pensaron en nada más. El samaritano, posiblemente no se sentía ligado por el ritual, pero lo que si es cierto es, que al verse curado, volvió corriendo a dar gracias a Jesús.
Como los nueve judíos pedimos, cuando tenemos problemas, que Dios nos ayude cuando rezamos. Pero, ¿sabemos dar las gracias como el samaritano? Pedir es fácil. Dar las gracias supone reconocer que el amor de Dios es gratuito. Nosotros creemos como los nueve judíos, que son nuestras oraciones y los rituales los que salvan. Sin embargo, lo que nos salva es el amor de Dios. Y este es gratuito. No depende de nuestras obras. Todo es gracia.
YOEL. VALENCIA