Si quisiéramos reunir un ejemplar de cada libro que se ha escrito sobre espiritualidad y religión, llenaríamos muchas bibliotecas. Sin embargo Jesús nos reduce a dos líneas lo que es
el fundamento de la vida espiritual. Todo se reduce a amar a Dios y amar al prójimo.
Llevamos siglos queriendo determinar, señalar, clasificar, la espiritualidad, nuestra relación con Dios. Jesús nos dice que todo se reduce a una palabra: AMOR.
Y todo ello por una única razón: por que Dios es AMOR. Sólo con amor podemos relacionarnos con Él. Pero amar a Dios puede quedar en algo ilusorio, ya que a Dios no podemos verlo. ¿Cómo sabemos que amamos a Dios? Jesús nos da la respuesta: amando a nuestro prójimo.
Nuestra sociedad nos enseña a buscar nuestro bien; pero esto, por si sólo, puede convertirnos en unos egoístas solitarios. Nuestro bien no puede ser completo, si no va acompañado del bien del otro. Nuestra religiosidad no es completa, si no va acompañada del amor a los demás. No podemos amar a Dios, si no amamos a los otros; por que los otros nos llevan a Dios, no a nosotros mismos.
Si amas a las personas, eres creyente por que amas a Dios.
YOEL, valencia