Santos son los bienaventurados. Aquellos que Jesús nos indica en el Evangelio: los pobres, los que sufren (lloran), los humildes, los que buscan la justicia, los compasivos, los que tienen un corazón limpio, los que trabajan por la paz, los perseguidos por hacer lo que es justo, los insultados y maltratados por seguir a Jesús, los que son motivo de mofa por dar la cara como creyentes. Las bienaventuranzas nos enseñan el camino de la santidad.
"Las Bienaventuranzas comparten la misma visión ecuménica": valen para todos los seres humanos y todas las religiones y creyentes. El Dios que en ellas aparece no es " confesional ", de una religión, no es religiosamente tribal. Tampoco exige rituales de ninguna religión, sino la simple religión humana: la pobreza, la opción por los últimos, la transparencia del corazón, el hambre y sed de justicia, el trabajar por la paz y la concordia....Esa religión humana básica fundamental, es la que el Profeta de Nazaret proclama como " código de Santidad Universal para todos los santos, los de nuestra "casa" y los de las otras "casas"
YOEL