Con la pérdida de los estados pontificios y el poder temporal durante el pontificado de Pio IX, coincidiendo con el nacimiento de los nacionalismos de los siglos XIX y XX el papado ya no podía sostener mi imponer su poder a base de dogmas, y excomuniones.
Sus doctrinas habían sido puestas en entredicho por la ciencia moderna. El Vaticano escogió otros caminos para perpetuar su existencia y recuperar su reputación.
Con Juan XXIII y sobre todo, a partir de Pablo VI, el Vaticano elige los viajes apostólicos para enfervorizar a las masas apenas creyentes. No se busca la proclamación de doctrinas. El Papa predica verdades obvias o incide en la moral sexual de forma especial en la homosexualidad. Los ortodoxos, de una manera especial Ruso apoyan las tesis vaticanas. La doctrina y dogmas dejan de ser lo primordial y se centran en el prestigio del "leader".
A nuestro "líder" lo podemos encontrar todos los días en las personas sencillas y pobres. Pobres de afecto, de amigos, de familia, de trabajo...los despreciados los mal vistos...en las personas coherentes que no se dejan sacudir como cañas por los vientos de moda, los que no se doblan ante el dinero y los intereses de los poderosos...
YOEL