No basta cumplir los mandamientos para ser perfecto, no hay que acumular riqueza empobreciendo personas y pueblos enteros.
Si hubiésemos seguido el consejo del profeta de Nazaret, hoy tendríamos una sociedad diferente, basada en el compartir, en la igualdad entre los hombres. Sin embargo, hoy se prioriza el tener, acumular y el dinero es quien nos dirige, empezado por todas las iglesias, ordenes religiosas, familias, sociedades. Entre los unos y los otros, hemos creado una sociedad en que Jesús, y los pobres, los que sufren, que son su encarnación, no son prioritarios.
El mensaje de Jesús es claro y la injusticia de nuestra sociedad nos indica que no lo seguimos.
Gritemos como hacia Job en su oración. "No me des Señor ni la abundancia ni la miseria. En la abundancia podría olvidarme de ti , en la miseria te podría maldecir."
YOEL