La palabra pecado y pecador no están de moda en nuestra época. Pero si miramos a nuestro alrededor, vemos pecados:
acumulación de dinero y más dinero en detrimento de la mayoría de los pobres. Guerras fratricidas. Abuso del Norte a los pueblos del Sur...
Y si nos miramos a nosotros mismos, cada uno sabe las injusticias que comete y como nos dejamos llevar por nuestro egoísmo.
En el Evangelio Jesús nos llama a la conversión: "Si no os convertís moriréis" No se trata de una muerte física, si no de la muerte a la vida. Si no nos convertimos nuestra vida no es vida. La verdadera vida se vive para los demás.
El Profeta de Nazaret con cuenta el ejemplo de la higuera estéril. Primeramente nos dice, que Dios es paciente. No arranca la higuera. La conversión no es cosa de un momento. . Déjame un año. La cavaré la regaré. La conversión es un trabajo del día a día. Cada día deberíamos tener unos momentos de reflexión o de silencio. Ese es el trabajo diario de conversión.
Unos compañeros míos de la comunidad de Seul, lo practican cada día camino del trabajo en el metro apretujada como sardinas. En Europa se va al gimnasio o correr y los orientales ya veis como lo hacen.
YOEL