Aquí estoy, Señor, con hambre y sed de vida.
Soñando que me lo monto bien, creyendo que sé vivir, consumo febrilmente ligeros placeres, no más que golosinas, precarias sensaciones arañadas aquí y allá…
Y mi hambre y sed no desaparecen.
Esto ya no es vida sino simulacro, una vida sin calidad de vida...
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Un abrazo
D.G.;Zaragoza