Queridos hermanos:
Ayer llegué a casa, agotado pero con una renovación espiritual fruto de una experiencia real del dolor del ser humano. El Señor me acompañó en todo momento espiritualmente y a través de su presencia eucarística además de la de los rostros de tanta gente, hombres, mujeres, niños y niñas sufrientes...
Quiera Dios darnos entrañas de misericordia para acoger a quienes han tenido que dejarlo todo por ser perseguidos por su Fe o por su orientación sexual, por la guerra o la desolación provocada por el cambio climático...
Un abrazo
Mudejarillo
País Vasco