Hoy Jesús nos invita en primer lugar a abrir los ojos a nuestra realidad, a no negar lo que no nos gusta de ella, a asumir que hay partes de nuestra vida que no son brillantes, ni están llenas de luz ni nos hacen sentir felices. Y luego nos invita a todos a acogernos a su compasión y su misericordia. Los que nos sentimos cansados, los que no terminamos de encontrar sentido a este mundo tan hipócrita y violento, los que, confusos, vemos que nos quedamos cortos de esperanza y largos de tristeza, todos estamos invitados a acercarnos a Jesús. Porque su “yugo es llevadero” y su “carga, ligera”. Ése es el Evangelio que se ha revelado a la gente sencilla, a los que son capaces de abrir su corazón, y reconocer que, al final, dependemos de él, de Dios, porque sólo de él nos puede llegar la verdadera paz, el auténtico consuelo, el seguro descanso.
Un abrazo y feliz domingo
D.G.;Zaragoza