He oído hablar de Ti, Señor, y ando tras tus pasos hace tiempo porque me seducen tus caminos; pero yo no soy quién para que entres en mi casa.
Te admiro en secreto, te escucho a distancia, te creo como a nadie he creído; pero yo no soy quién para que entres en mi casa.
Ya sé que no hay castas ni clases, que todos somos hermanos a pesar de la cultura, de la etnia y el talle; pero yo no soy quién para que entres en mi casa.
Sé que lo puedes hacer, pues tu poder es más grande que mi querer. Sabes que anhelo abrazarte y conocerte; pero yo no soy quién para que entres en mi casa.
Agradezco que vengas a verme, que quieras compartir techo, costumbres, esperanzas y preocupaciones; pero yo no soy quién para que entres en mi casa.
A mi hermano En arje en el aniversario de su ordenación.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza