Lo que estamos haciendo este domingo, es para hombres y mujeres recios, no es algo ritual o vacío, es poner en juego la vida, es donarse y aceptar la vida de los otros, es dejarse habitar por Jesús y habitar en Él. Es compartir la mesa del trabajo diario, con toda la humanidad que sufre, no separar esta mesa del altar, de las mesas de la vida. Será quizás por eso, por lo que nos cuesta tanto celebrar la Eucaristía y salir a la calle, acompañando en procesión a todos los que buscan su liberación. Es mejor domesticar lo que nació como alternativo, subversivo y revolucionario, aunque a unos cuantos les fuera la vida en ello.
Un abrazo y feliz domingo
D.G.;Zaragoza