La celebración de la Ascensión, es la fiesta de la esperanza y meta de la humanidad y del mundo. Jesús no nos ha abandonado, permanece en y con nosotros. Permanece en la Palabra, en la comunidad reunida, en torno al pan eucarístico que compartimos. Permanece en el que sufre y en el que se esfuerza, para que haya más vida en nuestra sociedad. No es día de grandes teologías o palabras preciosas, sino de hablar sencillamente y saber lo que decimos y hacer lo que pensamos, es día de intentar que su presencia invisible, se haga vivible a todos los hombres.
Un abrazo y feliz domingo pascual
D.G.;Zaragoza