Este Evangelio nos presenta la figura de la mujer que sufre dolores de partos y con tristeza padece el sufrimiento, “pero, en cuanto da a luz al niño, ni se acuerda del apuro, por la alegría de que al mundo le ha nacido un hombre”. Así debemos de ser los cristianos en el desarrollo de nuestro espíritu profético, valientes para enfrentar lo que conlleva posicionarse a favor de la justicia, la paz y la vida, seguros de los frutos que cosecharemos.
Un abrazo pascual
D.G.;Zaragoza