El cristiano convencido de la presencia de Dios en el mundo no ha de tener miedo de denunciar las consecuencias de la maldad individual y estructural. Sólo siguiendo el ejemplo de entrega y donación de la vida, como Jesús, se podrá nuevamente proclamar en esta Pascua que el “príncipe de este mundo” y todo su proyecto de maldad y destrucción ha sido derrotado. Es necesario buscar así la conversión y el cambio en los más posibles.
Un abrazo pascual
D.G.;Zaragoza