Dice Jesús: “el que recibe a mi enviado, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me ha enviado”. ¿Sería mucho pedir que el elegido para ser enviado acogiera el testimonio de Jesús y se configurase con él para no hacer de su elección una traición?
Un abrazo
D.G.;Zaragoza