Quizá ha sido siempre así (seguramente) o quizá se trata de un mal propio del siglo XXI. No quiero ser pesimista. Lo cierto es que muy probablemente, 2017 es la mejor época que la Humanidad ha vivido. Y antes, 2016. Y antes, 2015.
Lo cierto es que sin menospreciar el nivel de vida de nuestro amado país en este momento, pues qué duda cabe, somos grandes privilegiados de nuestra época, quisiera plantear un tema en el que pienso. ¿Qué espacio consentimos a la ternura? ¿a la dulzura? ¿a la empatía al prójimo?
Bien, quizá no esté de moda (o tal vez nunca lo haya estado). Lo propio es el selfie, la foto instantánea en facebook, twitter y un largo etcétera de redes sociales cuya finalidad real es aislarnos unos de otros mientras nuestro ego engorda hasta alcanzar un diámetro cósmico. Puede que ser amable sea una cursilada, y que lo propio sea morder al otro, competir contra él, reírse de él, buscar sus puntos débiles, criticarle y juzgarle.
Lo cierto es que yo (y muchos otros y otras) no pensamos así. Creo en realidad que ninguno de nosotros, en el fondo, somos tan egoístas como aparentamos. Y creo que la manera de revelar la belleza, la ternura que existe en nosotros, es simple y sencilla: el día a día. La suma de breves momentos que configuran nuestro presente y construyen, con el tiempo, la vida entera.
Quizá se trate de pedir las cosas "por favor" y recordar que es bonito decir "gracias". Sostener la puerta a quien viene detrás. Decir "buenos días" cuando entras en el cajero al señor malhumorado que no te conoce de nada, y decir "buenas noches" a la vecina que les está gritando a sus hijos en el ascensor cuando llegas a casa.
Creo que la esencia de las cosas bellas es que son simples, y la esencia de las personas bellas, es que son sencillas. Y creo que eso, que debería ser la norma, no lo es. Pero eso no me desanima. Precisamente me motiva a poner en práctica la ternura en todos los actos en los que me es humanamente posible. Creo que el amor es la fuerza más poderosa que existe en el universo. Nada le puede. Él todo lo puede. Y creo que el amor se manifiesta en cada segundo de nuestra vida en que tenemos delante de nosotros a otro ser humano con las mismas esperanzas y miedos que nosotros. No somos tan diferentes. Somos personas y basta con que nos tratemos como personas. No como "gente" sin más, sino como "personas" valiosas.
En mi oración,
JULIO.
Valencia, Domingo de Pascua, 16 de abril de 2017.