El Profeta de Nazaret es signo de contradicción; la gente del pueblo, unos lo aceptan y otros no.
Lo mismo sigue ocurriendo en nuestros días. Se le acepta, se le sigue o no. Y si decidimos seguirlo, debemos estar dispuestos a ser, también nosotros, signos de contradicción. Incluso a que nos pongan un ojo morado o nos den una paliza como de hecho ocurre. El ser creyente Cristiano está en horas bajas, incluso diría que esta mal visto socialmente, a esa realidad súmale que eres gay o lesbiana y el rechazo viene por todas partes.
Hemos de asumir que somos signos de contradicción, aunque no aceptemos regresar a las catacumbas por negro que nos lo pongan, "el ojo".
YOEL. C.Valenciana.