Solo hay una bienaventuranza: Bienaventurados los pobres de espíritu. Y señalan, que las otras siete explican qué es ser pobre de espíritu.
Tenemos la tendencia a ver sólo el aspecto económico de la pobreza y de asociar la felicidad con el dinero. Jesús pone la felicidad en la pobreza de espíritu. Y para Él ser pobre de espíritu es:
Soportar los sufrimientos de esta vida. La vida no es un camino de rosas y nosotros, con nuestro egoísmo lo hacemos todavía más doloroso. Si hay millones de personas que no tienen lo necesario para vivir, es por que existen unos pocos que lo acumulan todo.
Ser humildes. Aceptarnos como somos y no querer pasar por encima de los demás.
Saber padecer con los otros, que eso es lo que significa ser compasivo. Comprensión no es mirar al otro desde arriba, sino ponerse en su lugar. Así se ven las cosas de manera muy distinta.
Tener el corazón limpio, sin la malicia que nos hacer ver lo negativo de todo y de todos, que nos hace desconfiar de los demás y juzgarlo continuamente:
Mientras que la sociedad coloca la felicidad en el dinero y el poder, Jesús la coloca en la pobreza, en el saber compartir, en luchar contra el mal. En hacer una sociedad más fraterna. Este es el verdadero Reino, que entre todos debemos hacer que llegue a esta tierra.
YOEL