Hoy somos muchos creyentes los que tenemos un demonio "mudo".
Somos todos aquellos que nos callamos ante el insulto, la marginación y la injusticia.
Preferimos no buscarnos complicaciones y, ante el mal, miramos hacia otro lado.
El Profeta de Nazaret es claro y diáfano. Para Él no hay medias tintas. O estamos con Él o contra Él. Si queremos recoger que nuestra vida tenga sentido, debemos ser valientes y "hablar". Tenemos que denunciar, planta cara; si no, desparramamos.
YOEL.