Aquel hombre se quejaba de la vida:
- Qué me ha dado la vida? Nada. Sólo desengaños, problemas, injusticias...
- Dejo el Abad que se desahogase sin interrumpirlo. Cuando el hombre hubo acabado, todavía permaneció un rato en silencio. Luego le preguntó:
¿Y que has dado tú a la vida?
- Ante la sorpresa del hombre, el Abad se explicó:
La felicidad no depende de lo que nos da la vida, sino de lo que nosotros damos a la vida. Se trata de descubrir nuestro camino, cómo podemos hacer, con nuestras muchas o pocas cualidades, un mundo mejor. Esa entrega, esa lucha, ese dar... es lo que te hará sentir la vida en plenitud y te hará feliz.
Se detuvo un instante y concluyó:
- Si esperas que la vida te de las cosas, te dé la felicidad, serás el hombre más infeliz del mundo...
YOEL. C.G.