El texto que hemos leído en el oficio de hoy nos invita a la coherencia. Si somos sus discípulos, es para hacer el bien, para transmitir vida a los demás. Jesús utiliza ejemplos muy radicales, cortarse la mano, arrancarse un ojo, para indicarnos la responsabilidad que tenemos en el pecado de los demás.
- Si lo que hacemos no se adecua con lo que decimos, estamos cerrando el camino de la Fe a los demás.
Es verdad que todos somos pecadores y que nadie es perfecto. Pero eso no nos exime de reconocernos pecadores, de pedir perdón y de luchar por cambiar y hacer el bien. Cuando nos mostramos como perfectos, pero nuestros actos lo desmienten, estamos escandalizando a los demás. Jesús no quiere personas perfectas, nos quiere honestos, coherentes en nuestra vida.
YOEL.C.G. vALENCIA