Los que hemos tenido que estudiar inglés, sabemos que hay palabras que por su grafía nos recuerdan a palabras en castellano y tendemos a traducirlas haciendo un símil, es decir, por ejemplo constipation lo traducimos por constipado o resfriado, cuando en realidad quiere decir estreñimiento. Estos son los false friends o falsos amigos, así los llaman. De igual manera, a veces, tendemos a considerar a cualquier persona que salga del armario como un aliado o alguien a quien admirar, y mira, personalmente me niego. Últimamente hay un famoso ex-clérigo polaco que es muy admirado por haber dejado su puesto al ser expulsado cuando reconoció públicamente su homosexualidad. En principio me parece bien que cuente su historia, haga de su capa un sayo y viva como quiera, faltaría más.
Pero a mí me gusta ver las cosas en su contexto, qué le vamos a hacer. No estamos hablando de un cura rural, ni de un monje dedicado al cuidado de desfavorecidos... estamos hablando de un teólogo conservador que era secretario de la Comisión Teológica Internacional de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la actual Inquisición en román paladín, vamos. Es decir, un señor con un alto status, que sólo cuando tenía una relación consolidada con otro señor de alto status, se puso el vaticano por montera y ahora vive de vender su salida del armario. Me pregunto, ¿en su puesto anterior no contribuyó por acción u omisión a presionar, censurar y expulsar a otros sacerdotes, religiosos y teólogos? ¿No vivía de señalar herejías y homosexualidades ajenas? ¿Con su circo mediático no ha contribuido a presionar más y poner en una situación aún peor a los clérigos gays que continúan dentro? No sé, yo no tengo tan claro que sea alguien tan admirable ni de lejos. No me gusta la gente con tanta necesidad de protagonismo y de memoria tan frágil con lo que ha hecho, y menos me gustan quienes se convierten en palmeros de gente así. No me gustan los false friends, falsos aliados que sólo buscan su beneficio.
Si ofendo a alguien lo siento, pero mi admiración va para quienes son coherentes desde la base, sufriendo muchas veces, intentando abrir brechas desde posiciones mucho más frágiles. Soy más de Jesús que de fariseos. Cosas mías.
Abrazos
Daniel, Asturias
