" Dichosos vosotros, cuando la gente os insulte y os maltrate, y cuando por causa mía digan contra vosotros toda clase de mentiras. ¡Alegraos, estad contentos, por que tenéis preparada una gran recompensa!."
Seguidores silenciosos de las huellas de Jesús señalan que hay una sólo bienaventuranza: Bienaventurados los pobres de espíritu.
Tenemos la tendencia a ver sólo el aspecto económico de la pobreza y de asociar la felicidad con el dinero, con el tener. Jesús pone la felicidad en la pobreza de espíritu. Y para Él ser pobre de espíritu es:
Soportar los sufrimientos de esta vida. La vida no es un camino de rosas y nosotros, con nuestro egoísmo lo hacemos todavía más doloroso. Si hay millones de personas que no tienen lo necesario para vivir, es porque existen unos pocos que lo acumulan todo.
Ser humildes. Aceptarse cada uno tal cual es, feo, guapo, homosexual, amanerado..considerarse hermano de todos y no superior a nadie.
Luchar porque la justicia reine en este mundo. No quedarse impasible mirándose el ombligo y callando por que a nosotros nos va bien, mientras nuestro hermano es pisoteado por la justicia.
Saber padecer con los otros, que eso es lo que significa ser compasivo. Compasión no es mirar al otros desde arriba, sino ponerse en su lugar. Así se ven las cosas de manera muy distinta.
Tener el corazón limpio, sin la malicia que nos hace ver lo negativo de todo y de todos, que nos hace desconfiar de los demás y juzgarlos continuamente.
Trabajar por la paz. Ser mediadores. Repartir tranquilidad y armonía. Ser Paz. Y eso se hace repartiendo amor a nuestro alrededor.
Mientras nuestra sociedad coloca la felicidad en el dinero y el poder, Jesús la coloca en la pobreza, en el saber compartir, en luchar contra el mal. En hacer una sociedad más fraterna, es decir más Evangélica. Este es el verdadero Reino, que entre todo debemos hacer que llegue a esta tierra.
YOEL.c.g. en Valencia solitario y en soledad.