Lo peor que puede ocurrirnos es dar más importancia a las normas que al espíritu. Los fariseos estaban muy preocupados por el cumplimiento estricto de cada uno de los mandamientos de la ley.
- Pero el amor está por encima de la ley. Las leyes están hechas para el hombre, no al revés. Si no, seríamos meros esclavos.
- El poner las normas, los ritos, las obligaciones, por encima de todo, seca y mata la espiritualidad. Las normas y los ritos tienen como finalidad acercarse a Dios. Y a Dios nos acercamos a través del hombre. El servicio, el amor, la entrega, pasan por encima de todas las normas.
YOEL. Valencia