Seguramente nos encontramos ante una leyenda o un relato simbólico.
Sabemos que sólo dos caminos nos conducen a Belén: el de la sencillez y el de la búsqueda sincera del Profeta de Nazaret. Si no nos acercamos con humildad, con amor al pesebre, al igual que Herodes, lo que buscamos es la muerte del Niño.
Al poder le estorba ese niño. Piensa que es una competencia. Hay poder que mata a Jesús encerrándolo en templos de oro. Escondiéndolo en nubes de incienso. Hay poder que mata a Jesús, eliminando aquellas personas sencillas que le siguen, que lo aman.
Por desgracia, el poder sigue matando inocentes: niños esclavizados por el trabajo o la explotación. Niños que mueren de inanición, porque algunos acumulan riquezas. Niños que mueren bajo la bombas de los que quieren dominar el mundo.
Herodes sigue intentando matar al profeta de Nazaret, matando a los inocentes.
Bernardo Yoel.c.g. Valencia