Jesús nos muestra un Padre preocupado por quien se ha extraviado. No considera al pecador como alguien malo, perverso, si alguien alguna vez, perdemos el norte y nos extraviamos.
Nosotros juzgamos a los demás y vemos en ellos malas intenciones. Jesús nos pide que los consideremos extraviados a los que debemos ayudar a encontrar el camino.
Además, debemos mirarnos a nosotros mismos y ver si no somos nosotros también extraviados. ¿De verdad estamos en el camino correcto?
En todo caso, Dios es ese Padre-Madre que nos quiere seguros con Él y que se alegra cuando volvemos al camino que nos conduce a encontrarnos con Él.
YOEL c.g. Valencia