Loughborough, Reino Unido.
Lunes, 5 de diciembre de 2016.
Buenas noches, Daniel:
No existe mal más doloroso e incomprensible que el que nosotros mismos nos infligimos. El camino que tú has seguido, que yo he seguido, y que todos nosotros, homosexuales, transexuales... hemos seguido, es un camino lleno de espinas.
Cada vez que me he pinchado, he aprendido que el amor era la única sanación, lo único que me permitiría mirar hacia delante. El amor de Dios es la medicina más beneficiosa que tenemos, y por eso el camino que hemos recorrido cada uno de nosotros en sus circunstancias, nos ha permitido ser más fuertes en nuestra fe.
No es un camino terminado. Cada día seguimos en pie, andando, amando. Hoy le he contado a una amiga aquí en la universidad que soy gay, y todavía hoy -a estas alturas- me ha temblado la voz al decírselo, como cuando lo dije en casa por primera vez hace tres años. Todavía me ha temblado la voz y me he sentido débil, pero ha sido una milésima de segundo. E inmediatamente después he pensado: "I did it! Well done!". La timidez, la dificultad para hablar de la vida privada... son enemigos que nosotros mismos creamos, y por tanto, a nosotros nos corresponde derrocar. Y cada oportunidad que tenemos para vencer esos miedos, es un nuevo paso hacia la plenitud del alma.
Y la luz ha vuelto a brillar en mi corazón. Una nueva barrera superada. Un nuevo soplo de brisa. Una llama de amor.
Agradezco al Señor que existen hermanos como tú, dispuestos a expresar con palabras sabias y justas lo que para muchos de nosotros son sentimientos que en ocasiones, ninguna palabra puede describir.
Y tú, una vez más, hermano, sigues sembrando esperanza.
Tú apartas las espinas del camino.
“Jesús me amó, cuando yo no podía aceptarme a mí mismo, y me perdonó cuando otros no querían hacerlo, ni yo tampoco a mí mismo. Él es amor…y, el amor lo cambia todo.”
https://asturcomunidadesperanza.wordpress.com/2016/12/05/993/
En mi oración,
JULIO.
http://erasmusenuk.blogspot.co.uk/