“Gracias, Dios mio, por habernos dado esta divina oración del Salmo 50 [51].
Es la oración humana, cotidiana, por excelencia, la que hace subir al hombre a Dios, de una manera absolutamente natural.
Expresa nuestras culpas, nuestras miserias, y pide todo aquello que necesitamos: la gracia, es Espíritu Santo.
Expresa nuestras aspiraciones y nos hace subir gradualmente desde el fondo de nuestra miseria a la alabanza a Dios y a su trono: recitemos a menudo este salmo, hagamoslo el tema de nuestras oraciones.
En él se encierra la sustancia de todas nuestras plegarias: adoración, amor, ofrenda, acción de gracias, arrepentimiento, petición.”
Charles-Eugène de Foucauld de Pontbriand, 1858-1916 (beato Carlos de Foucauld)
https://comunidadanawinzaragoza.wordpress.com/2016/12/01/jueves-1/
Un abrazo
D.G.;Zaragoza