Estamos en Adviento, tiempo de búsquedas y sueños. De espera. No es fácil. Entre otras cosas, porque no estamos acostumbrados a esperar.
Vivimos la tiranía de la inmediatez. Alta velocidad para el tren. Ancho de banda para las telecomunicaciones. Clic, ya está: enviado. Inmediato el WhatsApp, televisión a la carta y los podcast.
Pero somos humanos , capaces de desear, imaginar, ir un poco más allá del aquí y del ahora.
En el fondo nos une lo mismo, el anhelo de que las cosas en nuestra vida y en nuestro mundo encajen un poquito mejor.
Y si lo vemos posible, aunque sea difícil, esa espera se convierte en esperanza.
Estamos ya en el tiempo de las promesas, de las posibilidades; de eso va esto del Adviento: de una espera que merece la pena.
Esperar a Dios empieza por comprender que él tiene algo que decirnos. Ya llega, con el mismo regalo de siempre.
Nuevo y al mismo tiempo, eterno. Llega para decir que lo pequeño a los ojos de este mundo es inmenso para él.
Llega para abrazar lo despreciado. Llega para habitar los pesebres de nuestras vidas y nuestro mundo.
https://comunidadanawinzaragoza.wordpress.com/2016/11/28/lunes-28/
Un abrazo
D.G.;Zaragoza