Como aquel hombre, somos ciegos que nos encontramos al borde del camino. El camino de Jesús, que no acabamos de ver. Ciegos porque no acabamos de encontrar a Dios en la vida. Si queremos recobrar la vista, primero nos hemos de encontrar ciegos. Y tener el deseo de recobrar la vista.
Por desgracia, somos los que creemos verlo todo y no vemos nada. Los que creemos que estamos en el camino, y sólo estamos en el borde.
Reconocernos ciegos, querer recuperar la vista y saberlo pedir. Creer que Jesús nos la puede devolver; por que sólo la Fe es el colirio que devuelve la visión a nuestros ojos.
Después, seguir tras Él, alabando a Dios. Siendo testigos de su luz, esa luz que ahora sí podemos ver.
YOEL. Valencia