Necesitamos educarnos y educar para fomentar el respeto mutuo y desactivar los fanatismos. Es necesario conocer bien los fundamentos de las religiones y los postulados éticos, no perder la fuerza creativa que tienen las religiones.
La religión no es causa ni de violencia ni enfrentamientos dialécticos, si lo son los fanatismos, que en aras de la defensa de unos principios y intereses nos olvidamos del respeto a las personas.
Sentirnos minoría, sentirnos diferentes... genera en nosotros la violencia en defensa de nuestra "religión", sufrir injusticia injustamente. No es casualidad que los fanatismos encuentran sus mayores caladeros en los lugares más pobres y oprimidos. Con todo mi respeto pondré dos ejemplos: los países mas pobres dentro del mundo musulmán. Los trabajos más humildes y las personas más vulnerables en el cristianismo, jovencitos, albañiles gay...
La hipocresía de los poderosos es también proverbial; cuando ellos nos oprimen, cuando nos faltan el respeto, ni escandalizan ni nos atrevemos a llamar la atención y defendernos. No es aceptable la manipulación que se hace para conseguir un fin que rompe la convivencia.
El caldo de cultivo de la violencia no está en las religiones, sino en las injusticias de quienes detentan el poder. El uso que se hace de las religiones es una de tantas armas que se utilizan para lograr los fines que se pretenden, como el que usa la tan necesaria agua para ahogar a sus enemigos.
YOEL. Valencia