El rostro de Dios encontrado en Tamanrraset.
No me parece extraño en la vida de Carlos, un notable influjo de Dios que le desprende de la religión de Mahoma Leyendo el Coran, el joven explorador había descubierto la simplicidad de Dios adorado por los musulmanes. Entre la trascendencia de este Dios invisible y la inmensidad del desierto parecía haber una providencial relación. El Sahara se le antojaba al inquieto buscador como un signo de una extraña coincidencia por no decir identidad entre el inmensamente grande y el infinito infinitamente dilatado desierto.
El sentido de la grandeza y de la supremacía de Dios entre el hombre, tan evidente en comparación con la difícil y fatalista vida de los árabes musulmanes, impresionó al observador que era Carlos y le indujo a salir de la esclavitad de su propio yo y de su propia incredulidad De Foucauld, observaba y admiraba la fe infantil de aquella gente, para la que tan sólo Dios tiene importancia.
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