Buscar en las religiones la causa de tanta violencia por el hecho de que en su nombre se cometan actos violentos, e incluso atrocidades, me parece tan simple como acusar al agua de perversa por matar a mucha gente por las inundaciones.
El ateísmo práctico del capitalismo salvaje ha cometido auténticas atrocidades empobreciendo a los más débiles y buscando consuelo en ocasiones en una superstición desencarnada que llaman religión. El ateísmo teórico marxista también ha cometido grandes aberraciones, creando estados de terror como el estalinismo o verdaderos genocidios como el de Camboya de los Jemeres Rojos de Pot Pot. ¿Y que decir del nazismo ario, que con la escusa de una preeminencia racial buscaba aniquilar pueblos enteros, Judíos, homosexuales, gitanos....
La violencia impregna nuestra cultura más allá del hecho religioso, pues es un instinto primario. Es una fuerza de la naturaleza que destroza cuando se le deja en un estado salvaje, sin educarla. A veces se la quiere canalizar con el desfogue en los acontecimientos deportivos como antaño en el circo romano. Pero con frecuencia se la fomenta entreteniendo con la cultura competitiva hasta la agresividad.
Mucha gente "ilustrada" se empeñan en echar las culpas de la violencia al hecho religioso, atribuyendo incluso masacres de origen pagano por el hecho de haberse gestado en unas poblaciones donde predominaba o predomina una determinada religión.
La religión no es causa de violencia, si lo son los fanatismos que por defender unos intereses se olvidan del respeto a las personas (el cristianismo con la homosexualidad). No es sentirse minoría lo que hace explotar la violencia religiosa, si no el sufrir la injusticia.
El caldo de cultivo de la violencia no está en las religiones, sino en las injusticias y el afán de poder. El uso que se hace de las religiones es una de tantas armas que se utilizan para lograr fines que se pretenden, como el que usa la tan necesaria agua para ahogar a sus enemigos.
YOEL.c.g. Valencia