hentai: Felicidades por tantos años de fidelidad a "Cristianos gays".
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El Abad Ferran se sintió sorprendido. Nunca lo ha llamado el obispo a su palacio episcopal. Es curioso pero lo que hacen en el monasterio parece llegar a muchos oídos, entre otros episcopales.
El obispo recibió a Ferran con cara adusta y le dijo:
Estoy muy disgustado. Llegan a mis oídos que vas con personas de mala reputación, ateas, agnósticas y poco amigas de la iglesia. Te rodeas de malas compañías.
El Abad miró la silla que se encontraba ante el escritorio episcopal, pero no se sentó por que no había sido invitado a hacerlo. Sonrió pícaramente y dijo:
-¿Malas compañías? Me relaciono con aquellos y aquellas que se me acercan. Me relaciono con hijos de Dios. ¿Buenos? ¿Nalos? Ateos? Creyentes? No pienso en ello cuando se me acercan. Esos calificativos son producto de nuestro juicio. Esas personas son "ellas". Los calificativos se los añadimos nosotros según nuestras conveniencias. Si se parecen a nosotros, si nos son útiles, si son una amenaza o nos son poco gratos, los calificamos de buenos o malos...
-Lo interrumpió el obispo carraspeando y dijo:
-Se te ha visto con homosexuales, con colectivos que critican a la iglesia, con gente de izquierdas....¿Eso no son malas compañías?
Guardó el Abad un momento de silencio interrumpido por las campanas de la catedral.
A Jesús, los fariseos preguntaron a los discípulos por que Jesús comía con publicanos y pecadores, las malas compañías de hoy. No es que yo quiera ponerme a su altura, pero como discípulo quiero parecerme a Él. Y Él nos enseñó que el Buen Pastor busca las ovejas. No está sentado detrás de un escritorio esperando que vengan. Si juzgamos a una persona como mala la alejamos, no la acercamos. Si miramos a las personas con la lente del juicio, nos rodeamos de los que nos adulan, de los que piensan como nosotros y perderemos para siempre a todas las otras personas tanto o más valiosas que las que nos rodean habitualmente.
El obispo quedó pensativo, y antes de que pudiera responder, el Abad concluyó.
-No tenga miedo de salir de palacio. No rehuya las personas que le parecen malas. Se llevará una sorpresa y, además, seguirá el camino de aquel a quien representa, que comía y bebía con publicanos y pecadores.
YOEL.c.g. Valencia