Concédeme, Señor, evitar el escollo de la rutina y del cansancio.
Haz que contemplemos tu Palabra y que nos dé animo para el camino.
Ayúdanos también a evitar el peligro de encallarnos en la sequedad de la meditación.
Haz que por encima de las reflexiones y de los pensamientos lleguemos a la contemplación de tu rostro.
Reaviva y nutre nuestra fe, nuestro espíritu.
Danos presteza, agilidad y serenidad de corazón para que podamos con ánimo sosegado y silencioso, escucharlas maravillas de tu Palabra.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza