En la festividad de S. Mateo leemos el relato que él mismo hace de su evangelio, sobre la llamada que le hace Jesús. Me llama la atención lo escueto de la escena: pasa Jesús, lo llama y él lo deja todo y le sigue.
Mateo era recaudador de impuestos para Roma. Una persona odiada por colaborador con el invasor y que seguramente hacía trampas en sus cobros. Sin embargo Jesús le llama y él no duda en seguirle. Nosotros ya lo habríamos clasificado como indeseable y lo habríamos tachado de nuestra lista.
Luego encontramos a Jesús comiendo en casa de Mateo con gente de "mala fama".
Si somos verdaderos discípulos de Jesús, debemos tender la mano a todo el mundo. Quien sabe la de "Mateos" que nos están esperando.
YOEL,c.g. Valencia