El Abad Ferran y su novicio, les gustaba los días festivos, ir a misa al Monasterio de las Cistercienses. Aquella mañana encontraron más gente corriendo, haciendo "footing", que de costumbre. El novicio exclamó:
-¡Cómo se notan los buenos propósitos de principio de curso! Veremos lo que dura.
Rio al Abad y dijo:
- Mucha gente empieza a correr, se apunta a un gimnasio, deja de fumar... Para bastantes esos buenos deseos no duraran demasiado.
Luego añadió, suspirando:
- Lo mismo nos ocurre con la vida espiritual. Empezamos el curso con buenos propósitos... ¿cuánto durarán?
Se detuvieron pare dejar pasar a un grupo de ciclistas que invadían el camino y dijo:
- Los deseos, los buenos propósitos hay que tomarlos cada día. Antes de acostarnos deberíamos preguntarnos si lo que hemos hecho hoy nos acerca más al lugar en donde queremos estar mañana... Esto nos dará ánimos para empezar el día siguiente con más fuerzas...
Y riendo los dos, dejaron pasar a un corredor, al que la piel morena de sus piernas, delataba que había corrido por la orilla del mar...
YOEL. Valencia