El panorama de la sociedad que se abre ente nuestros ojos, no es precisamente para tirar cohetes. Pero lo peor es nuestra incapacidad para ver la bondad de los demás. Al que es más austero, radical en sus convencimientos, inflexible en su vida, lo tratamos de loco (que es sinónimo de endemoniado en el Evangelio). Al que intenta vivir con alegría, aceptando a todo el mundo, acogiendo sin hacer diferencias...lo llamamos relativista...
En el fondo se encuentra nuestra perfecta excusa para no cambiar. Ese es el mensaje continuo del Profeta de Nazaret: cambiad y convertiros...Pero nosotros seguimos haciendo todo lo posible para no hacerlo. Nuestra estratagema es culpar de todo a los demás. Ver sólo lo negativo de los otros. Demostrar día a día lo malo que es todo el mundo. Exigir que los otros cambien...Pero lo que convence es lo que hacemos no lo que decimos...
YOEL. Valencia