Desde lo hondo de mi corazón elevo mi suplica a ti, Señor.
Da nueva luz a mis ojos para que en mis debilidades descubran tu fuerza, y reconozcan tu presencia en mi soledad.
Enséñame a recordar el pasado y a vivir el presente, a estar solo y acompañado.
Ayúdame a gozar de las cosas pequeñas que me regalas.
Alienta los latidos de mi corazón, para que ame hasta el final y espere, agradecido, tu abrazo eterno.
Un abrazo
D.G.;Zaragoza