Buscar a Dios en todas las cosas no elimina la necesidad de oración, ni mucho menos.
Pide estar mucho tiempo contemplando a Jesús mismo, para que en ese encuentro sereno y tranquilo se nos vaya contagiando su modo de mirar.
Y pide también un esfuerzo constante de "examen", como ejercicio de atención sobre la vida.
Y también exige una constante "gimnasia" de adelgazamiento de nuestro "ego", para que disminuyéndonos a nosotros mismos y saliendo de nuestros pequeños mundos e intereses, vayamos puliendo el espejo de nuestro corazón, para que en él se refleje Dios.
Un abrazo y feliz domingo
D.G.;Zaragoza